¿Qué funciones tiene la sangre?
Está compuesta por células sanguíneas y plasma. Los glóbulos rojos contienen hemoglobina, que transporta oxígeno, y se producen constantemente en la médula ósea. Los glóbulos blancos son clave para el sistema inmunitario, produciendo anticuerpos y combatiendo infecciones.
Las plaquetas ayudan en la coagulación para detener el sangrado. La sangre viaja por el cuerpo a través de arterias y venas, gracias a la acción rítmica del corazón que la impulsa. Este líquido vital transporta oxígeno desde los pulmones hacia todas las células del cuerpo.
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Componentes de la sangre
La sangre está compuesta por células sanguíneas y plasma. El plasma, un fluido amarillento, está compuesto por una mezcla de nutrientes esenciales, hormonas reguladoras, proteínas vitales y desechos metabólicos. Existen diferentes tipos de células sanguíneas, cada una conna serie funciones específicas:
Glóbulos rojos (eritrocitos) | Tienen forma de disco aplanado con una depresión en el centro y contienen hemoglobina, que transporta oxígeno. La sangre adquiere su color rojo intenso cuando la hemoglobina se oxigena en los pulmones. Los glóbulos rojos viven aproximadamente cuatro meses y se producen continuamente en la médula ósea. |
Glóbulos blancos (leucocitos) | Son fundamentales para el sistema inmunitario, defendiendo al cuerpo contra infecciones. Hay varios tipos de glóbulos blancos que combaten diferentes gérmenes, como bacterias y virus. Algunos producen anticuerpos, proteínas que identifican y neutralizan sustancias extrañas. Los glóbulos blancos se generan en la médula ósea, bazo, timo y ganglios linfáticos, con una duración que varía desde horas hasta años. |
Plaquetas (trombocitos) | Son células pequeñas y ovaladas que participan en la coagulación sanguínea. Cuando se produce una lesión en un vaso sanguíneo, las plaquetas se acumulan en la zona dañada y colaboran con proteínas llamadas factores de coagulación para detener el sangrado. Las plaquetas tienen una vida útil de aproximadamente 9 días y son constantemente reemplazadas por nuevas plaquetas producidas en la médula ósea. |
La diversidad en la cantidad y tipo de sangre entre unas personas y otras se debe a la presencia de antígenos y anticuerpos en los glóbulos rojos y el plasma. Karl Landsteiner clasificó los grupos sanguíneos fundamentales: A, B, AB y O. Cada grupo sanguíneo se distingue por la presencia o ausencia de antígenos particulares en los glóbulos rojos y los correspondientes anticuerpos en el plasma.
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¿Dónde se produce la sangre?
La sangre se produce principalmente en dos tipos de médula ósea en el cuerpo humano: la médula ósea roja y la médula ósea amarilla.
- Médula ósea roja: es el tejido esponjoso que se encuentra en el interior de los huesos largos y planos, como el fémur, la pelvis y las costillas. La médula ósea roja desempeña un papel crucial en la fabricación de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas en el cuerpo humano. Es el principal sitio de hematopoyesis, el proceso de formación de células sanguíneas.
- Médula ósea amarilla: es menos activa en la producción de células sanguíneas y consiste principalmente en células grasas y tejido conectivo. Se encuentra en el interior de algunos huesos largos y actúa como reserva de nutrientes y como soporte para la médula ósea roja.
¿Qué es la circulación de la sangre?
El corazón es el encargado de impulsar la sangre a través del cuerpo. Desde el organismo, la sangre rica en oxígeno entra en la aurícula derecha y fluye hacia el ventrículo derecho. Posteriormente, es impulsada a través de las arterias pulmonares hacia los pulmones, donde se oxigena. Desde allí, la sangre oxigenada retorna al corazón mediante las venas pulmonares, ingresando a la aurícula izquierda y luego al ventrículo izquierdo. Finalmente, es bombeada hacia los tejidos del cuerpo a través de la aorta, completando así el ciclo vital de la circulación sanguínea.
El sistema circulatorio se compone de dos circulaciones complementarias: la circulación mayor (sistémica) y la circulación menor (pulmonar). La circulación mayor lleva sangre oxigenada desde el ventrículo izquierdo del corazón a través de la arteria aorta, distribuyéndola a todos los órganos y tejidos del cuerpo mediante arterias, arteriolas y capilares, donde ocurre el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono. La sangre desoxigenada regresa al corazón por las vénulas y venas, llegando finalmente a la aurícula derecha. En contraste, la circulación menor transporta la sangre cargada de dióxido de carbono desde el ventrículo derecho hasta los pulmones a través de la arteria pulmonar, donde se oxigena nuevamente antes de retornar al corazón.
¿Cuántos litros de sangre hay en el cuerpo?
La cantidad de sangre en el cuerpo humano varía entre 4,5 y 6 litros en un adulto promedio. Este volumen, conocido como volemia, representa aproximadamente el 7-8% del peso corporal total. La composición de la sangre incluye principalmente plasma (55%), glóbulos rojos (43%) y glóbulos blancos y plaquetas (2%), todos esenciales para mantener la salud.
No es posible calcular con precisión la cantidad exacta de sangre en el cuerpo debido a las variaciones individuales determinadas por factores como peso, edad, altura y sexo. Sin embargo, se puede estimar utilizando una fórmula aproximada basada en el porcentaje promedio de peso corporal. Por ejemplo, para una persona que pesa 80 kg, se estima que tiene alrededor de 5,6 litros de sangre en su cuerpo, calculado como 80 kg * 7% = 5,6 litros.
¿Para qué sirve la sangre?
La sangre desempeña funciones vitales en el cuerpo humano. Transporta oxígeno desde los pulmones a todas las células y tejidos, al mismo tiempo que recoge dióxido de carbono para ser exhalado. Además, es clave en el suministro de nutrientes esenciales como la glucosa y los ácidos grasos para la producción de energía.
También funciona como defensora del sistema inmunológico, combatiendo bacterias y virus mediante glóbulos blancos. También participa en la cicatrización de heridas al facilitar la formación de coágulos. En resumen, la sangre no solo asegura la oxigenación y nutrición de los tejidos, sino que también protege contra enfermedades y contribuye activamente a la recuperación de lesiones, cumpliendo así un rol fundamental para la salud y el equilibrio del cuerpo humano.